A 30 km de Granada, al Sur, sobre un cerro que domina toda la llanura de la comarca del Temple. El municipio de Agrón se sitúa a caballo entre las elevaciones alpujárrides de las sierras de la Mora y de Pera y la llanura postorogénica de la Vega de Granada, estando localizado fisiográficamente dentro de la comarca del Temple, constituida por un terreno llano, endorreico y árido.
El núcleo principal alberga una población de 212 habitantes, con tendencia al descenso, pues de estos 440 o quizá más censados hay un alto porcentaje no residente. La poblaciónd descendió notablemente a finales de los 50 y durante toda la década de los 60 cuando fue masiva l
a emigración a Catañuña y a Alemania. Se da la circunstancia de que no parece haber emigrantes que quieran retornar a Agrón, ni siquiera una vez jubilados.
Agrón está localizado en unas tierras cargadas de historia, como lo demuestran restos de asentamientos prehistóricos, fenicios y cartaginenses; pero no existen pruebas evidentes de su origen prehistórico o fenicio, pues hay autores que piensan que Agrón pertenece a los pueblos granadinos de origen castellano, post-reconquista, basándose en su aparición en la relación de pueblos del Diccionario de Pascual Madoz. Tras la dominación islámica y posterior conquista cristiana, se suceden períodos de prosperidad y crisis. Por su situación, escoltado por cuatro cortijos que poseen la mayor parte de las tierras, la mecanización del campo habría de suponer la decadencia de Agrón. En los años 60 se inició una corriente migratoria que mermó la población desde los más de mil habitantes de esta fecha hasta los 200 actuales. Desde la emigración Agrón entró en una decadencia de la que aún no ha salido; estando a punto de convertirse en un pueblo de veraneo.
Su núcleo urbano se ha desarrollado al pie de las sierras que lo rodean, muestra una estructura urbana ordenada y escueta, junto a un cruce de la carretera comarcal 340. Tiene calles amplias por la zona más llana y muy empinadas por la parte que desciende hacia la fuente, siendo su más empinada calle "El Roaero" llamado así por la facilidad de rodar en tan marcada pendiente. Una carretera local que accede al núcleo por el oeste se ha constituido en el eje de ordenación y desarrollo más reciente de su paisaje urbano.
La base fundamental de su economía es una agricultura de secano dedicada al olivo, el cereal y el almendro, reduciéndose el regadío a parcelas de mínima superficie ubicadas en las riberas de los ríos que circundan este territorio. Tanto el sector servicios como el sector industrial son prácticamente inexistentes y responden a demandas locales.
El clima es típico mediterráneo continental. Caluroso en verano, de noches frescas, y azotado por el terrible solano, un viento cálido y pertinaz que puede soplar días sin descanso. "Cómo pone las cabezas el solano" se quejan los lugareños. Cuando este viento ardiente lo permite, el verano regala las noches más hermosas y silenciosas que puedan soñarse. Imaginen el cuadro de silencio, canto de grillos y constelaciones sobre los grupos de personas sentadas al fresco de la noche murmurando viejas historias. El verano es vivo, plagado de visitantes que buscan la paz. Durante el invierno, el gélido invierno, Agrón es un pueblo fantasma, con apenas 100 habitantes. Las noches heladas, las farolas titilando bajo el aire helado y el silencio provocan todas esas historias de miedo que escuchamos de niños: Los tejados que se juntas, los mantequeros, las almas en pena por los callejones... toda esa poesía y ese misterio dio a nuestra infancia la imagen de Agrón en invierno.